Fabián Doman: «Cristina no iría a un debate con Macri porque no siente que esté a su nivel»

«El 2015 fue un año de esperanza, de expectativas, terminaba un país y empezaba otro».

 

«El 2019 es un año de decepción” dice el periodista que mañana se pondrá al frente de “Intratables» en un período electoral que todavía tiene pocas definiciones: «Nadie hace ese libro si no es candidato” afirma sobre el lanzamiento de “Sinceramente” de Cristina Fernandez de Kirchner al que describe como: «Una cadena nacional escrita en 594 páginas».

 

«Me sorprendió, y me sigue sorprendiendo, lo potente que es la marca Intratables», dice Fabián Doman, flamante conductor del ciclo de América que vuelve a la pantalla este lunes, dispuesto a instalarse como el programa político más importante de la televisión, en un año electoral.

 

La responsable de convocarlo fue la directora de Programación, Liliana Parodi. «Mi respuesta fue: ‘¿Vos estás convencida de que soy yo?’. Me contestó: ‘Te estoy llamando…’. ‘No, no, te pregunté si vos estás convencida’. ‘Por supuesto que estoy re contra convencida, si no no te estaría llamando'». Eso fue a las cinco de la tarde, un día y medio después estábamos firmando. Fue todo muy rápido», recuerda el periodista, que dejó la conducción de Nosotros a la mañana, en El Trece, para ser quien finalmente reemplace a Santiago del Moro. «La negociación duró menos de 48 horas. Si no hubiera sido Intratables, hubiera dicho que no».

 

«En Nosotros a la mañana estaba muy bien, con muy buena repercusión de audiencia», cuenta sobre el ciclo de KZO que continuará con la conducción del Pollo Álvarez. «Me alegra mucho que siga. Lo siento como un hijo, y uno siempre quiere que un hijo siga, más allá de uno. Costó mucho, fue durísimo al principio, íbamos a cumplir en agosto cinco años».

 

«Se incorporan Ernestina Pais y Luis Bremer», adelanta Doman sobre Intratables, que promete más cambios: «Estamos hablando del programa más importante de política en nuestro país. Y ese programa va a tener una escenografía acorde a eso», agrega el periodista, orgulloso.

 

—¿Qué políticos te llamaron diciendo que quieren estar?

—Varios, varios (risas), lo que me ha llamado la atención. El día que trascendió la noticia (de su incoporación), habré recibido 120, 130 llamados. Llamé a dos amigos y les dije: «Ustedes son de antes, ustedes creyeron en mí cuando no era el día de hoy». No es que hago diferencias, pero sí las hago.

—Además de ser Intratables, estamos en un año de elecciones.

—Sí, donde además se elige presidente en un contexto muy particular, de crisis social, económica y política. Con una enorme incertidumbre en todo, tanto en economía como en política. No sabemos lo que va a pasar en noviembre, en diciembre o en octubre. No sabemos lo que va a pasar dentro de media hora.

—¿Llegás a Intratables con tu voto decidido o crees que algo puede cambiar? Bueno, todavía no sabemos quiénes son los candidatos…

—No, yo asumo que Cristina (Kirchner) es candidata, y (Mauricio) Macri también. Para todos los análisis parto de esa premisa: creo que los dos van a ser candidatos. Creo que todos hemos votado a todos desde el año 83 para acá. Tengo un problema: les veo a todos virtudes y defectos. No creo que haya un gobierno que haya hecho todo bien, ni un gobierno que hizo todo mal. Con lo cual te puedo dar virtudes de Cristina y cosas negativas de Cristina; virtudes de Macri y cosas negativas de Macri. Puedo decirte cosas buenas de (Sergio) Massa o de (Roberto) Lavagna, y al mismo tiempo decirte cosas malas de los dos. Por eso me siento cómodo en el formato Intratables.

—Igual pareciera que hoy eso es muy difícil: todo es blanco o todo es negro.

—Es difícil si hacés periodismo militante. Lo que tenemos que reencontrar es la posibilidad de diálogo. La grieta tiene décadas en la Argentina, con momentos en los cuales baja y momentos en los cuales sube. Tengo un abuelo que perdió el trabajo por ser peronista, y una abuela que perdió el trabajo por ser anti peronista. Empecé a leer los diarios a los 5 años porque en mi casa se hablaba de política todo el día. Viví en mi familia lo que era ser una cosa o ser la otra, y las consecuencias que eso tenía. La grieta ahora volvió de la peor manera, volvió con el kirchnerismo, con un filósofo (Néstor) Kirchner y Cristina consumieron mucho, Laclau, que decía que vos construías y construís poder a partir de la confrontación. Hay otros políticos como Barack Obama que construían poder a través del consenso: vos sos presidente y nombras de ministros a tus adversarios; eso hizo Obama con Hillary Clinton. Macri siguió eso, Durán Barba tomó a Laclau y dijo: «Bueno, hagamos lo mismo del otro lado». Entonces tenemos dos figuras muy fuertes, que son Macri y Cristina, que se nutren y legitiman poder, y lo consiguen y crecen, a expensas de la confrontación. Por eso vivimos en un estado de confrontación. No es un error esto.

—¿El libro de Cristina es el lanzamiento de campaña?

—Sí. Yo lo leí completo, las 594 páginas. Nadie hace ese libro si no es candidato.

—¿Y qué te pareció el libro?

—Una cadena nacional escrita en 594 páginas.

—¿Eras de los que te gustaban esas cadenas nacionales?

—No, me aburría como un loco.

—O sea que el libro te aburrió como un loco.

—No, fijate que lo leí casi en un día y un poco más. Tiene de todo, tiene partes buenas, partes malas, partes reales, partes falsas, relatos reales, relatos no reales, anécdotas interesantes, omisiones muy particulares que a ella le convienen, partes que no le crees, momentos en los cuales decís «¡cambió!», momentos en los cuales decís «no cambió nada…». El libro es como ella.

—¿En qué momento un sector de la Argentina empezó a sentir que «el roban pero hacen» estaba bien?

—Eso fue con la reelección de Menem en 1995, el «voto licuadora».

—Que hoy se vuelve a escuchar, hay quienes dicen: «El kirchnerismo robó pero estábamos mejor».

—¿Sabés por qué es esto? Porque todo gobierno que llega habla mal del anterior, pero vos para hablar mal del anterior tenés una sola bala, no tenés dos; o sea, tenés que decir una sola cosa. Lo que el macrismo habla mal del kirchnerismo como mega tema es la corrupción. Entonces, quedó de lado que el segundo gobierno de Cristina no fue un buen gobierno. Tuvo errores, cadenas, cepo; te puedo mencionar 500 cosas. No se discute a Cristina como presidente, se discute si el kirchnerismo robó. Y eso en el fondo la beneficia a Cristina porque el voto moral en la Argentina tiene un techo, no es un voto mayoritario, aunque cueste que lo diga y haya gente que se moleste. Más aun en un contexto de crisis económica social. Durán Barba lo dijo hace dos semanas en un reportaje: «Pegarle a Cristina por corrupción la hace subir en las encuestas».

—El libro lo entendés como un lanzamiento de campaña. Y Macri, ¿va a ser el candidato?

—Hoy, en el momento en que estamos grabando esto, sí. Vamos a hablar del contrafáctico: (María Eugenia) Vidal. Primero, Vidal no quiere ser candidata. Es una persona que ha construido su carrera en base a mantener su palabra, no tiene denuncias de corrupción y es una persona que le buscás lo que decía hace cinco años, y hoy, dice lo mismo. Por eso es quien es y es la dirigente política de mejor imagen de la Argentina. Y Vidal ha sido clara: «Yo no voy a ser candidata a presidente».

—¿Aunque Macri se lo pida?

—Es que yo no creo que eso suceda, no creo que Macri se lo pida. Supongamos que Vidal es candidata: Macri se lo pide; Vidal acepta. Dos suposiciones muy grandes, pero supongamos que suceden. Hay que cambiar todo: hay que cambiar el gabinete, el plan económico, traer un ministro de Economía nuevo. Entonces, a Vidal el primer día la vas a aplaudir, el segundo la vas a mirar bien, y el tercer día le vas a preguntar: «Y usted, ¿qué opina del dólar, de la inflación?»; «Candidata, ¿qué va a hacer usted mañana con la inflación?». Y Vidal te va a contestar: «Yo no gobierno la Argentina, yo soy la responsable de la provincia de Buenos Aires». Entonces. requeriría un cambio de matriz de PRO y de Cambiemos que me parece que ni PRO ni Cambiemos quieren.

—¿Qué va a pasar con el resto del peronismo?

—Es indescifrable.

—¿No van a acompañar a Cristina?

—Sí, yo creo que sí. El Interior la va a terminar acompañando. Dicen que ellos lo que necesitan es una boleta nacional porque les interesa meter diputados y senadores nacionales para tener votos en el Congreso y presionar al gobierno central para recursos.

—¿Qué va a pasar con Lavagna? ¿Y con Massa?

—Hay una parte del electorado que no quiere a Cristina o a Macri; ahora, no me queda claro cuánto. Y en el cuánto están Massa y Lavagna. Puede que abramos las urnas y sacan el 5%, puede que saquen el 10%, el 20%; o puede que saquen el 25%. Hoy, es indescifrable.

—¿Y Marcelo Tinelli?

—No lo veo de candidato. Es más, lo he hablado mucho con él: no lo veo. Al igual que Facundo Manes: no son gente para este momento de la Argentina.

—¿Te imaginás un debate de campaña entre Macri y Cristina?

—No.

—Debiera suceder.

—No, porque Cristina no va a ir. Anotá el día que te lo dije: yo no creo que Cristina vaya a un debate con Macri. Si en el libro cuenta que no pudo entregarle la banda y el bastón y decir «Hasta luego», imaginátela una hora parada en un debate… No va a ir. Yo no creo que Cristina vaya a los debates que son legales en la Argentina. Dios quiera que me equivoque, eh. Hoy no la veo a ella en un debate. Ella no se siente al nivel de Macri.

—¿Se siente superior a Macri?

—Diferente. No la veo sentada…

—Para quienes dentro del núcleo de Cristina critican la oratoria de Macri y la estrategia comunicacional, debiera ser hasta placentero poder verla debatiéndola con él. Pero que alguien no acepte ir a un debate, me transmite que esa persona siente temor.

—Cristina televisivamente es hipnótica: la mirás. Es un personaje. Hay un momento en el cual entrás en la categoría personaje, y Cristina es un personaje televisivo. Te quedás mirándola para hablar bien o para hablar mal. Muchos para hablar mal, algunos para quererla, otros para odiarla; pero no pasa inadvertida. Sería una pena (que no debata) porque sería un espectáculo televisivo maravilloso. No sé si servirá para decidir el voto pero como espectáculo televisivo es espectacular. (Donald) Trump-Hillary fue una cosa extraordinaria, televisivamente hablando.

—¿Macri pensó que iba a ser más fácil?

—Sí. El kirchnerismo dejó la economía en sala de terapia intensiva con una máquina que te daba un respirador artificial, que respiraba por vos, con una máquina que te licuaba la sangre. Con asistencia vital. Te monitoreaban todo el tiempo el pulso, la presión, comías por suero, no caminabas. Y llegó el macrismo y dijo: «Ah, pero el enfermo me ve a mí y ya está». Y desconectó todo. Esa fue la salida del cepo, con un dólar a 9 pesos creyendo que estaba a 16, y estaba a 9. Entonces, ahora estamos tratando de volver a ponerle al enfermo todas las máquinas que tenía en diciembre de 2015. Estamos con Precios Cuidados, Precios Esenciales, Ahora 12. Estamos volviendo a entrar al hospital a que nos habiliten la sala de terapia intensiva, y volver a ponerle todas las máquinas.

—Las últimas medidas que anunció el macrismo…

—Son más de Kiciloff que de Dujovne.

—Subsidios al gas, freno al aumento del transporte, Precios Esenciales. No parecieran ideológicamente medidas muy cercanas al oficialismo.

—No, pero cuando tenés que ganar una elección, hacés cualquier cosa. Vender reservas para sostener el tipo de cambio…

—¿Tenés un pálpito de lo que va a pasar en octubre?

—¡No! Es un partido. Va a ser igual que Boca y River en la final de Madrid: alargada, eterna, discutida, debatida…

—Tratemos de obviar la parte del micro apedrado.

—Bueno, es que habrá parte del micro. Y además va a ser un partido de esas finales de Grand Slam, Wimbledon, Roland Garros: una final a cinco sets, y en tie break. No nos preguntes cómo quedamos como país; vamos a ver. El 2015 fue un año de esperanza, de expectativas, de utopía en el buen sentido de la palabra, aun los que votaban a (Daniel) Scioli. Venía algo nuevo: terminaba un país y empezaba otro. 2019 es un año de decepción. Estamos decepcionados.

—¿Las únicas alternativas son Macri o Cristina?

—Es un debate entre el pasado reciente y el presente: no está la palabra futuro en ninguno de los dos. Habrá que preguntarse por qué cuesta tanto que aparezca un tercero. ¿La sociedad quiere un tercero? Porque si no aparece es porque la sociedad no lo quiere. Por eso yo decía que esperemos a que salgan las urnas de las PASO y ver si la sociedad quiere una tercera vía, una tercera posición. Por lo que te dicen los encuestadores parece que no.

—¿A quiénes les ves potencial?

—Me gustan los dos, me gustan Massa y Lavagna. Lamento si van separados porque me parece que los dos son muy buenos, los dos.

—¿Martín Lousteau?

—Excelente candidato, pero le ofrecen tantas cosas que tampoco me queda claro que se las ofrezcan. Me parece que lo usan. Es muy buen candidato, en un país con pocos candidatos que tienen buena imagen, él es uno de ellos.

—¿Axel Kiciloff?

—La provincia la caminó mucho, literalmente. Hay que ver si una boleta Cristina-Kiciloff-Máximo, porque el primer candidato a diputado sería Máximo, si ella está del todo de acuerdo. El peronismo lo apoya, quizás en el medio haya que meter un gobernador peronista más clásico.

—Que año que te espera.

—Es un año formidable, extraordinario.

—Te gusta a vos.

—Yo empecé a leer los diarios a los 5 años. Esté haciendo un programa o no de política yo estoy siempre pendiente, siempre hablando, siempre buscando información, a veces no porque la use necesariamente ni para escribirla o para tenerla para el aire; se dieron las circunstancias de que en los últimos años no hice tanta política. Y a veces, también tenés que mostrar en tu carrera un aspecto de conductor que no necesariamente es conductor político. Pude demostrarlo, la audiencia me acompañó que es lo más complicado. Y ahora vuelvo a lo que soy yo.

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