Las cinco claves del éxito de «¿Quién quiere ser millonario?»

El programa de entretenimientos de Telefe es uno de los más vistos de la televisión abierta.

Uno de los factores más interesantes del ciclo son las historias de vida de los participantes.

 

Es una época difícil para la televisión abierta. Desde hace unos años, se registra una tendencia que no se modifica: la pérdida de audiencia. Los ejecutivos de los canales buscan nuevas maneras de atraer al público. Por ejemplo, Telefe apostó al programa ¿Quién quiere ser millonario?, que se emite de lunes a viernes desde las 21.15 hasta las 22:45. Y no le fue nada mal.

 

Con la conducción de Santiago del Moro se estrenó el 8 de abril en horario prime time y registró un promedio de 12 puntos de rating y 38.8 % de share. Es uno de los programas más vistos de la pantalla chica, a más de un mes de su debut. En el ciclo de preguntas y respuestas, los participantes pueden ganar hasta 2 millones de pesos en efectivo.

 

Who Wants to be Millonarie (el título original en inglés) se emitió por primera vez en 1998 en Inglaterra. El formato de concursos tuvo tanta popularidad que se vendió a más de 120 países. Además, se realizó la película Slumdog Millionaire que ganó ocho premios Oscar. Más allá de que es una fórmula que funciona, hay un fuerte trabajo para cautivar al público y mantener un promedio de rating aproximado de 12 puntos. Pero, ¿cuáles son las claves del éxito del programa?

 

1. La historia de vida de los participantes

Los concursantes son los verdaderos protagonistas de ¿Quién quiere ser millonario? Por lo general, seleccionan a personas comunes con las que es fácil empatizar. Aunque para llegar a estar sentado frente a Santiago del Moro, se debe pasar por un exhaustivo casting. Llamaron la atención casos como el de Diego Cabiedes, un mecánico que fue despedido de la empresa en la que trabajaba y soñaba con tener su pyme; Marina Simian, una bióloga del CONICET que buscaba dinero para investigar la cura del cáncer; Viviana Cazaubon, una madre que deseaba ayudar a su hijo de 17 años con síndrome de Asperger; y Constanza Dolores, una mujer trans desempleada.

 

En diálogo con Teleshow, Martín Borrillo, productor del ciclo, aseguró: «La gente se inscribe por la página Telefe.com y llena un formulario. Tenemos un equipo que se encarga de leer cada caso. Hacemos una preselección según los estudios que presentan y las preguntas que contestaron correctamente. Luego, hacemos un casting telefónico en el que se les hacen 40 preguntas y vemos el nivel. Después, se los cita para un casting presencial en el que otra vez tienen que llenar un cuestionario y vemos el nivel cultural».

 

Cada noche se presentan concursantes de todo el país y mientras responden las preguntas charlan con el conductor sobre sus historias de vida. «Es un programa que premia al saber y el atractivo es que participa cualquier persona. Estos concursos están estigmatizados y algunos creen que es solo para eruditos. El otro día fue Diego, un mecánico que sabía mucho, transmitía valores y tenía una historia de vida hermosa. Se había quedado sin trabajo y pudo ganar 500 mil pesos. Buscamos el equilibrio perfecto entre la persona que sabe y puede dejar una enseñanza», explica el productor que trabaja desde hace 18 años en Telefe y formó parte del ciclos como La voz, Talento argentino, Gran Hermano, Operación triunfo y Minuto para ganar.

 

Uno de los momentos más conmovedores lo protagonizó Mario Rodolfo Frati, un hombre de 59 años que solía trabajar como fotógrafo y por diversas circunstancias terminó durmiendo en la calle, por la zona del Shopping Unicenter. El caso de Fito generó una enorme repercusión en las redes sociales y tuvo un final feliz.

 

«Nos contactó un amigo de él y se encargó de ayudarnos para que Fito pudiera venir. Mandamos una persona de la producción que investigó y habló con los de seguridad del Unicenter. Hicimos todo un laburo para que él estuviera al aire y después pusieron en duda su historia. A mí también me parecía raro que una persona como él estuviera en la calle, por todo lo que sabía. Cuando se lo pregunté, me contestó: ‘Las cosas me salieron mal, confié en la gente equivocada y todos mis contactos no saben que estoy en la calle’. Claro, el orgullo era más grande que todo lo demás», señaló Borrillo.

 

«Cuando Fito ganó 500 mil pesos, le pregunté si estaba contento y me respondió: ‘Estoy contento, pero yo ya tuve plata y hasta una casa en Punta del Este. La plata no me hace feliz’. Le dije que ahora iba a poder dormir en una cama y me dio la razón. Seguí hablando con él, porque trato de saber cómo están cada uno de los participantes, si necesitan algo. Y él ya está viviendo en una casa que le prestaron unos amigos. La gente se enteró de que estaba en la calle y lo ayudaron. El tema era que él no pedía ayuda», manifestó.

 

Además, explicó que no pondría al aire un caso falso, porque hoy es muy fácil que se sepa la verdad a través de las redes sociales. Para evitar una historia armada realizan un largo proceso de selección. «Puede pasar que una persona nos mienta. Nosotros investigamos, googleamos, como para ver que no tengan una causa penal. Después qué hace cada personaje de su vida privada, nosotros no lo podemos saber. Igual es muy difícil que una persona nos mienta descaradamente y no nos demos cuenta», afirmó.

 

2. Un conductor todoterreno

Santiago del Moro tiene una gran flexibilidad para adaptarse a diferentes géneros televisivos: espectáculo, reality, actualidad y entretenimiento. Comenzó su carrera como presentador del canal de cable MuchMusic. En la televisión abierta, estuvo al frente de Infama, Soñando por bailar e Intratables, un ciclo de debate político que condujo durante diez años. Mientras que en la radio lidera la primera mañana con El club del Moro, por La 100. Esta es la primera vez que conduce un formato de concurso armado. El desafío fue ponerle su estilo propio, aunque se debe regir dentro de una estructura.

 

Antes de debutar por Telefe, Del Moro declaró a Teleshow: «¿Quién quiere ser…? tiene una calidez y un tiempo que a mí me divierte transitar. Porque, aparte, estoy completamente solo en un estudio gigante, en el que es como si yo invitara a la gente a jugar a mi casa. Y, a medida que voy haciendo preguntas, voy descubriendo las historias de vida de cada uno de los participantes. Y hay algunos que necesitan la plata para cuestiones realmente sentidas… Hay quienes no sueñan con irse a Disney, comprarse un auto o agrandar la casa. El otro día, me tocó estar con un chico que necesitaba la plata para reencontrarse con sus hermanos, a los que hace veinte años que no ve. Detrás de cada persona hay una historia y a mí me interesa conocerla, más allá del interés de cada uno de ganar el dinero que está en juego».

 

Para Martín Borrillo es una ventaja tener a Santiago al frente del ciclo, porque «tiene una sensibilidad especial, una manera distinta de encarar los temas y de tratar a la gente». Y remarca que obtuvieron buenos resultados gracias a un «gran conductor y un buen casting, más allá de que el formato es un éxito hace más de 20 años».

 

En 2001, ¿Quien quiere ser millonario? se había emitido por primera vez en la Argentina por El Trece, con la conducción de Julián Weich. Esta versión tenía algunas diferencias y no tuvo tanta repercusión como la actual. Por ejemplo, los participantes no exponían su vida, a lo sumo decían su edad, profesión o con quién vivían.»Era otra situación en el país. Hay que ver el momento en el que se hacen las cosas y cómo. Si bien no le fue tan bien en esa época, fue en medio de la devaluación del 2001. Fue todo ese contexto que no ayudó al país ni a los programas de ese momento», señaló el productor.

 

«Soy muy crítico de la tele porque conozco la tele», declaró Weich en una entrevista reciente con Moskita Muerta, por La Once Diez. Y aprovechó para criticó al programa de entretenimientos: «Fijate lo que pasa con ¿Quién quiere ser millonario?, eligen participantes, con historias que me parece que no hacen falta… Por un lado, está bueno que una persona que trabaja en el CONICET sea reconocida, pero me parece que todo es muy digitado. No está mal que quieras contar la historia, pero me parece muy alevoso, como que ya sabés la historia».

 

A raíz de la polémica, Del Moro no se quedó callado y le contestó a su colega: «Mi única respuesta siempre es el trabajo y contesto así, trabajando todos los días. El programa está para que la gente participe, charle conmigo y gane mucha plata. Hago un programa que me encanta, estoy con la gente y nos va bárbaro. Este programa es un poco de luz y aire fresco en un momento muy difícil».

 

3. El factor económico

En medio de una fuerte crisis económica en la Argentina, muchas personas perdieron poder adquisitivo y debieron recortar gastos para llegar a fin de mes. Otros, perdieron sus fuentes de trabajo. Al respecto, el productor opinó: «La gente está necesitando sacar plata de algún lado y un programa de entretenimientos que te puede dar un premio económico siempre es bienvenido».

 

A veces, los concursantes buscan dinero para mejorar su situación económica y otros, para una buena causa. Por ejemplo, Marina Simian, bióloga del CONICET, compitió para conseguir fondos y seguir investigando una cura contra el cáncer. Más tarde, llegó a reunirse con el presidente Mauricio Macri en la Quinta de Olivos.

 

«Marina es realmente importante, tiene un puesto importante en el CONICET, no es una becaria. Tiene gente a cargo, investiga e invierte. Nunca pensé el tamaño de las repercusiones de su caso. Tomó una dimensión enorme en las redes sociales. Además, el tuit oficial del Gobierno ayudó a que tenga más repercusión. Es una bola de nieve que no sabés donde termina», agregó Borillo.

 

4. El auge de los programas de entretenimiento

Los canales líderes apuestan cada vez más a los ciclos de entretenimiento ya que logran buenos niveles de audiencia. Telefe logró liderar los mediodías con El precio justo, mientras que El Trece obtuvo excelentes resultados con Pasapalabra y Otra noche familiar. También esta emisora tiene en su grilla varios concursos de talentos o realities, como Genios de la argentina, Corte y confección y El gran premio de la cocina.

 

«La gente está buscando salir de los problemas diarios. En un programa de entretenimientos tenés todos los días algo distinto y no hay un hilo conductor. Esa es la receta de que estén funcionando con éxito los ciclos ¿Quién quiere ser millonario? y El precio justo que están en un horario clave, en el que algunas familias se sientan a comer, comparten un almuerzo o cena. Eso une y todos juegan en casa, sin tener la necesidad de seguir un hilo de una historia», finalizó Borrillo.

 

5. El atractivo de las preguntas

Las respuestas a los dilemas que plantea Del Moro están allí, al alcance de la mano. Y esta idea va mucho más allá del multiple choice, claro: ninguna pregunta resulta imposible de contestar, aun las que tienen como recompensa las sumas de dinero más importantes. Si bien la dificultad va creciendo en la misma medida que se incrementa el premio, el interrogante apunta a lo cotidiano. E invita a que el televidente también juegue en familia.

 

De ese modo, una sigla de la Tabla Periódica de los Elementos nos remite a cuando nos estudiábamos Química en la secundaria, y nos la llevábamos a diciembre o marzo. En Castellano nos explicaron cómo se denominaban los dos puntos que van sobre la letra «u» para pronunciarla en las sílabas «gue y gui». ¿Y el Día del Arquero? ¡Fue noticia hace unas semanas! El último Parque Nacional en ser inaugurado podría ser el que visitamos en las vacaciones de este verano. Porque ese era el gran atractivo de la película Slumdog Millionaire que popularizó el certamen: el participante conocía todas las respuestas porque las asociaba con distintos acontecimientos de su vida.

 

Hay que hacer memoria, asociar datos, recurrir a la ayuda indicada y elegir con inteligencia cuándo usar los comodines. No es fácil, ¡pero todas las respuestas están allí! Aunque después se nos terminen escurriendo de las manos, casi tanto como el dinero de la recompensa.

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